Entre velas encendidas
Muerde el deseo que acecha
Y la pasión que delira
Sutil nuestro encuentro sella.
Tu cuerpo, amante mío, guarda
El olor salvaje de los bosques;
Tus besos tienen el sabor ácido
de las mandrágoras.
Entre las velas encendidas,
Yo ausculto, cual sibila,
Tus nichos más secretos
Y, cual beodo ansías
Esos rios de vino
Que corren por mi cuerpo.
Y entre agua y espuma tus manos
Me recorren como a un continente
Y mi cuerpo se entrega, se encadena
A la cárcel de tu sexo, mil pétalos de rosa te gritan que te quiero
Te inclinas sobre mí
Y las rompientes olas
Sacuden nuestros cuerpos
Y quedamos desnudos;
Desnudos en la playa
Borramos nuestros mundos
Para tocar el cielo...
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®Lea Nieves Torres