Días aquellos cuando el mundo era
Demasiado pequeño para contenernos.
No cabíamos en la cintura,
Ni en la ternura de la madre tierra;
No cabíamos en su altura
Y menos en su ombligo.
Ni Doyle, con sus chistes verdes;
Ni Ximena, con sus saraos españoles;
Ni Ruby, con sus chistes rosa;
Ni Adiela, con su embarazo de los trece años;
Ni yo, harina de otro costal,
Riendo complaciente y digiriéndolo todo,
Como los buhos solitarios
En su buhardilla...
Riendo complaciente y digiriéndolo todo,
Como los buhos solitarios
En su buhardilla...
Lea Nieves Torres
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